“Grave ecocidio forestal, la vida en peligro mortal.”
Los árboles sufren de pie, por sus raíces, asidas a la fe, enferman, lloran, fenecen, tan cruel suerte no merecen.
El más humilde follaje es víctima del ultraje, ¿quién resarcirá su orgullo, quién les dará tierno arrullo?
Soy el alma de los bosques que, por culpa de unos torpes, “vegetan” con flora inerte o han encontrado la muerte.
Soy la entraña de los montes, de colinas, horizontes, que han quedado desolados, por algunos desalmados.
Soy la esencia de natura, víctima de la incultura, de intereses de unos cuantos, por los que sufro de espantos.
Florestas de oyamel y pino, ¿porqué tan brutal destino?, son taladas, son quemadas, en lugar de ser amadas.
Robles, caobas maderas, tropicales arboledas, de la vida son las vetas, hay que imponer serias vedas.
Contingencias ambientales, algunas monumentales, destruyen su ecosistema, por imperio, por sistema.
¡A impedir que eso suceda, que su grandeza no muera!, son los pulmones del orbe, oxígeno que se absorbe.
Soy la conciencia de todos los seres humanos probos que, a toda ciencia y paciencia, cuidarán de la existencia.
De las frondas, de su fauna, dejando atrás todo trauma, remediando el ecocidio, la sociedad en concilio.
Soy principio de justicia que, a los pueblos, acaricia, soy la condena del mundo que clama, en lo más profundo:
“Talamontes infelices, que no siguen directrices, incendiarios despiadados que, del diablo, son aliados.
Dejen en paz nuestros bosques, ya somos sus guardabosques, ¡muy pronto tendremos fiesta, nuestro amor los reforesta!”
Autor: Lic. Gonzalo Ramos Aranda Pátzcuaro, Michoacán, México, a 06 de junio del 2013 Reg. SEP Indautor No. 03-2013-111212464200-14 A la memoria de la Reserva Ecológica “Estribo Grande”, pulmón de la región de Pátzcuaro, devastada en un 90% (noventa por ciento), debido al incendio ocurrido los días 12 y 13 de abril del 2013.
1 comentario:
Sirva mi poema, para hacer conciencia:
BOSQUE . . . JAS
“Grave ecocidio forestal, la vida en peligro mortal.”
Los árboles sufren de pie,
por sus raíces, asidas a la fe,
enferman, lloran, fenecen,
tan cruel suerte no merecen.
El más humilde follaje
es víctima del ultraje,
¿quién resarcirá su orgullo,
quién les dará tierno arrullo?
Soy el alma de los bosques
que, por culpa de unos torpes,
“vegetan” con flora inerte
o han encontrado la muerte.
Soy la entraña de los montes,
de colinas, horizontes,
que han quedado desolados,
por algunos desalmados.
Soy la esencia de natura,
víctima de la incultura,
de intereses de unos cuantos,
por los que sufro de espantos.
Florestas de oyamel y pino,
¿porqué tan brutal destino?,
son taladas, son quemadas,
en lugar de ser amadas.
Robles, caobas maderas,
tropicales arboledas,
de la vida son las vetas,
hay que imponer serias vedas.
Contingencias ambientales,
algunas monumentales,
destruyen su ecosistema,
por imperio, por sistema.
¡A impedir que eso suceda,
que su grandeza no muera!,
son los pulmones del orbe,
oxígeno que se absorbe.
Soy la conciencia de todos
los seres humanos probos
que, a toda ciencia y paciencia,
cuidarán de la existencia.
De las frondas, de su fauna,
dejando atrás todo trauma,
remediando el ecocidio,
la sociedad en concilio.
Soy principio de justicia
que, a los pueblos, acaricia,
soy la condena del mundo
que clama, en lo más profundo:
“Talamontes infelices,
que no siguen directrices,
incendiarios despiadados
que, del diablo, son aliados.
Dejen en paz nuestros bosques,
ya somos sus guardabosques,
¡muy pronto tendremos fiesta,
nuestro amor los reforesta!”
Autor: Lic. Gonzalo Ramos Aranda
Pátzcuaro, Michoacán, México, a 06 de junio del 2013
Reg. SEP Indautor No. 03-2013-111212464200-14
A la memoria de la Reserva Ecológica “Estribo Grande”, pulmón de la región de
Pátzcuaro, devastada en un 90% (noventa por ciento), debido al incendio
ocurrido los días 12 y 13 de abril del 2013.
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